martes, 30 de octubre de 2007

Suddenly



Ding, dong... Ding dong. Y otra vez, como todas las tardes, el rejol de péndulo que enmarcaba la pared del living dio las cuatro. Comenzó a mecerse, como cada tarde, en su silla, para adelante y para atrás, para adelante y para atrás, en un incesante vaivén. Tomó las agujas de tejer, como de costumbre, para continuar con aquél interminable suéter anaranjado que venía posponiendo desde hacía ya mas de dos años.

Entre suspiros y observando la tenue luz que entraba por la ventana, sacó el ovillo de lana -casi sin usar- de una bolsa de cartón marrón oscuro. Yo empecé, como cada tarde, a jugar con él, pero ya nada era igual. Había algo en el aire de esa tarde que ya no olía como antes.

Sus ojos a través de los vidrios de sus anteojos, redondos como dos lunas llenas, se veían cansados, diciendo que ya habían tenido suficiente, pero yo, que la conocía como el alba conoce al sol, supe distinguir que detrás de esa imágen de mujer cansada se encontraba una llama ardiente, que se encendía más y más cada vez que miraba la resolana que entraba a través de la ventana. Entre suspiros y lamentos continuó, ya sin ganas, el suéter que, de gaber llegado a los 50, hubiera sido el regalo perfecto para su hijo menor, muerto hace dos años. Cuando yo pensaba en esto,ella al instante, quebraba en un mar de lágrimas, como si pudiera leer mi mente. Intento comunicarse con su bisnieta, como cada tarde hacía varios años, y, valga la redundancia, como cada tarde no se encontraba... Había salido, con las amigas... con el novio...
María solo estaba buscando una tarde distinta, una tarde de juegos, donde ella pudiera divertirse, como solía hacer cuando todavía vivía su hijo... Pero ya no... Era tarde para todo eso, incluso para ponerse a cocinar... Sus lagrimosos ojos me miraron una vez más, me acarició con ternura, como ella sola sabía hacer... Por un pequeño instante sentí que aquellas tardes volvieron a ser normales. Pero al instante siguiente, suspiró una vez más, y mientras recostaba su cabeza con aquella flameante cabellera rubia me susurró 'ven, vamos a jugar...'. Y comenzó a lanzarme el anaranjado ovillo de lana. ¡Había vuelto!
Estaba tan feliz que era imposible de entender...

Aquella noche dormimos juntos, me abrazaba con ternura... Me acariciaba con dulzura, como siempre...

Pero Dios maldiga los repentinos cambios... A la mañana siguiente María, MI María ya no respiraba, ya no tarareaba sus dulces melodías, ya no... Ya no vivía... Esa tarde sí que no fue igual. Me senté en su silla, con mi ovillo de lana, a llorarla como ella merecía... Y desde entonces, cada tarde que el péndulo anunciaba las cuatro, una lágrima negra se asomaba, y un maullido llenaba ésa tarde de tristeza...

domingo, 19 de agosto de 2007

Extraordinary city


Y todavía yace sobre el suelo echando humo por doquier. Desde la esquina aún parece que alguien va a pisar sobre ese espacio, pero una y otra vez, se han equivocado. Cual lugar sagrado, permanece aún sin ser tocado, inerte sobre las lineas peatonales. Al verlo, parece como si uno estuviera viajando fuera de este mundo, a una extraña ciudad en llamas, cuyos habitantes iban de un blanco pálido a un anaranjado, más cerca de un marrón clarito. Ves como la gente corre, desesperada, por las calles rojas y humeantes, el calentamiento global ha afectado tanto a este país extraordinario... este país donde suceden cosas fuera de lo común, nada es lo que parece, nada.. Ni las cosas que he creído ver; fueron alguna vez la realidad que veo; saliendo de aquella humeante ciudad para ver que semejante incendio fue sofocado con tan sólo un zapato; uno que pisa con la fuerza de 700 caballos. Las ardientes calles, ahora ennegrecidas, continuaban humeando sin cesar. Para que luego, una inintencional patada en mi pie izquierdo me trajera de nuevo a la realidad, para ver que mi lejana ciudad era tan sólo un cigarrillo que había sido arrojado, encendido, a media calle... Y todavía humeando, cuidadosamente apagado por quien me había pateado...

jueves, 9 de agosto de 2007

Estamo' de strenoou =)


Todo está en movimiento... en un movimiento pleno, sin un alto, sin un lugar donde haya paz... todo está girando en este preciso instante... Pero todo se ve detenido en una imágen, una borrosa imágen del pasado relacionada con un futuro común...Una imágen... una que no puedo ver, permanezco sin distinguir qué o quién está impreso en el papel de fotografía que tengo entre mis manos... Siento que conozco todo, y a la vez que todo es tan distante a mí... Como si hubiera estado ahí...